plaquirojeando la soledad perenne

Hace varios años ya (2004 o 2005 creo), en un momento que mediaba entre lo angustiante y lo glorioso. Se me ocurrió la genial idea de hacer un par de actividades en solitario. Las actividades en cuestión no tenían nada del otro mundo, una ruta escuela y una travesía poco visitada.
Sin embargo el hecho de querer hacerlas en solitario le daba un aspecto diferente al asunto, uno que tuve que meditar por largo tiempo. Uno gracias al cual debía asumir algunos riesgos, y el mas complicado de ellos era el irme a vacacionar el cálido spa a donde van las chicas malas después que estiran la pata..

Pero antes de empezar quiero aclarar un par de puntos:
1- Esto es una experiencia personal, no es un ejemplo a seguir, no es algo para motivar a otros. Máximo es un recuerdo plasmado en un medio digital como lo es la pagina del CAU
2- Solo me hago responsable de mi persona, si algún lector decide realizar la misma actividad que yo aquí describo, bueno es cosa tuya ¿no?
Como nota adicional, debo reconocer que previo a realizar estas actividades mi corazón sufría un fenómeno conocido como fisura multiple de origen amoroso. Lo cual reconozco ahora, influyó en la decisión final de ir, no muy sabio de mi parte en realidad.

Y ahora a empezar.

1era parte, inicio del mal

Hacia varios años que acariciaba la idea de subir la ruta escuela de la Placa Roja en un estilo de escalada conocido como Solo o Free Solo. Para quienes no la conocen, la Placa Roja es -tal y como indica su nombre- una placa de roca de color rojizo que se sitúa en las cercanías del pueblo de Baños Morales.
Es un lugar muy conocido dentro del mundo de los escaladores y los montañistas. Por tratarse de una ruta «escuela» en la cual la mayoría aprende las bases de la escalada clásica. Y como toda ruta escuela, es una ruta fácil, “limpia” y accesible.
Allí fue mi»primera vez» en la escalada clásica, y a diferencia de otras primeras veces, no fue dolorosa o traumática, aunque si atemorizante. Por tratarse de la primera hube de realizar un esfuerzo considerable, uno que mi mente no podía afrontar y que tras largas horas entre subir, hacer cumbre y bajar, logro dejarla extenuada.
Sin embargo ese cansancio no logro ser barrera suficiente para que la semilla de una idea lograra anidarse, para luego germinar. Una idea por regla general estúpida, insana y poco aciaga. Pero que logro arraigarse y que con el tiempo adquirió forma, y que cada cierto tiempo se hacia escuchar. Debo reconocer que su forma de hacerse escuchar fue particularmente efectiva, sobretodo porque uso la voz de Natalie Portman (mi primer amor, aunque ella nunca lo supo, cosas de la vida ella se lo pierde, ahora esta con un bailarín millonario, que looser).
Esa idea no era sino escalar en free solo Placa Roja, solo el que con el tiempo el visitar la placa en numerosas ocasiones y el que además mejorasen mis conocimientos, habilidades y técnica en el mundo de la escalada pudieron permitir que esta tomase forma y fuerza.
Con el paso de los años me di cuenta que mas que mejorar mi técnica -cosa que la ruta no demandaba- debía trabajar sobre mi mente y ver posible lo que me parecía dudoso y casi imposible.
Me tomo un largo tiempo, soy necio y difícil de convencer. Mis miedos naturales siempre me acompañan y me es dificil engañarlos. Pero tras un largo tira y afloja me considere listo para emprender mi «proyecto».
Unas 2 semanas antes tome la decisión. La decisión inicial fue fría y calculadora (como muchas mujeres de pies fríos 😀 ) los pensamientos posteriores no.
Decir que tuve miedo antes de partir seria poco, muy poco. Pánico es una palabra mas adecuada. Pensamientos de muerte, largas conversaciones con amigos, interminables cuestionamientos. Las conversaciones con «mi mismo» eran agotadoras.
Durante esas 2 semanas no dormí nada bien, debo haber visitado y conversado mas que nunca con mis mas intimos amigos. No le dije nada a mi familia, debo reconocer que fui bastante egoista. No queria decirle nada a alguien quien pudiera detenerme.
Y así pasaron los días, había decidido escalar un domingo de verano. Ya ni recuerdo cual.
El viernes anterior estaba aterrorizado, tanto que hasta la misma decisión me parecía estúpida e ilógica. Pero algo que nunca he podido entender me arrastraba. Me sentía atrapado por mi propia decisión.
Paso el viernes, paso el sábado y llego el domingo.
Me levante temprano, queriendo aprovechar el día. Prepare mis cosas, que no eran muchas. Para escalar en «free solo» solo deberia asegurarme de llevar aquello que me permitiera bajar con seguridad. Por lo que 1 cuerda, 1 arnes, 1 descendedor y un par de mosquetones eran mas que suficiente.
El ultimo ataque de pánico casi me hace despedirme de mi madre con un drama digno de telenovela. Respire un par de veces y evite el temblor de mi voz al decir «adios».
Mi padre siempre tan generoso me presto la camioneta para irme a escalar. Solo el eterno consejo de «estacionala donde alguien la cuide» acompaño a la llave, nunca me escucha, nadie hay que cuide nada en donde suelo ir a escalar.
Partí rápido por temor a que el arrepentimiento y la idea de una familia triste por mi ausencia me alcanzara. Después de unos minutos ya estaba en camino.

2da parte «dificultades»

Dado el escaso trafico matutino dominical llegué a las Vizcachas en menos de 1/2 hora. A esa hora los carabineros suelen detener a los conductores para controlar sus documentos. Casi nunca me hacían cumplir con esa formalidad, pero en esa ocasión fue la excepción.
El carabinero me hizo detenerme y entregarle los documentos, yo con mi cara mas amable y seria se los entregue. Él, con la misma seriedad me informo que tenia el permiso de gases vencido, y que eso significaba un «parte» o multa. Pero que me dejaría pasar por esta vez.
No se cuan grande fue mi sonrisa, pero después de darle las gracias me perdí de su vista cuan pronto pude, no se fuera a arrepentir.
Otra 1/2 hora y llego a San José, pueblo-casi-ciudad del Cajón del Maipo. Segundo control de carabineros. Me vuelven a pedir que me detenga. Esta vez el carabinero es menos amable y me cursa el parte por permiso de gases vencido.
Yo con una sonrisa a prueba de balas recibo el parte. Mientras en mi imaginación el carabinero era fulminado por un rayo y su cuerpo se carbonizaba poco a poco frente a mis ojos llenando el cielo de oleadas de humo purificador.
Lamentablemente el rayo nunca cayó (gracias a dios que me hice ateo!!), y me tuve que ir con el parte. Ya se me estaba arruinando el día, pero decidí seguir. Total «¿que mas me podía pasar?»
Veinte minutos después llego a San Gabriel, ultimo puesto de carabineros y ultimo lugar en el cual sentiré la comodidad de un camino asfaltado.
Y adivinen….pues una vez mas, aunque la ultima, los carabineros me detuvieron. Ya en ese momentos las fuerzas del orden me estaban comenzando a generar cierto odio mortal, pero mi educación y unas enormes ganas de continuar evitaron las «agradables» palabras que les tenia destinadas.
Así que le explique según mis propias palabras mi historia «partistica» del día, según yo me habían sacado un parte por un permiso vencido. Él escucho atentamente mi explicación y si bien mi rostro mostraba interes, mi imaginación insistia en destruir su humanidad bajo las ruedas de la camioneta. Eso me impidió escuchar toda su respuesta y solo alcance a retener algo como esto:
«….blablabla….el vehículo quedaría retenido»
El animo se me fue al piso y se debe haber escondido bajo una rueda porque me costo encontrarlo. El carabinero se dirigió a su cuartel. Y yo me baje de la camioneta y le seguí. Había asumido mi peor desgracia y daba por arruinado el día.
Cuando me ve entrar me pregunta que qué hago alli, y despues de un rato me doy cuenta que él me habia explicado que yo estaba equivocado y que «si hubiera sido parte por permiso el vehiculo quedaria retenido», ahi recien entendi el resto del blabla.
Despues de parecerle el ser mas idiota de la tierra me mando a volar.
Yo muy obedientemente me fui… con destino a Placa Roja.

3ra parte, escala!

En la hora de camino que hay entre San Gabriel y Baños Morales me encontré con un ciclista haciendo «dedo». Me detengo a llevarlo y después de intercambiar algunas palabras me da a entender que va hasta donde voy yo.
Sigo y cuando llego a mi destino, me bajo y saco mis cosas. Picado por la curiosidad el ciclista -un hombre mayor- me pregunta que porque voy solo, que si no es peligroso. Yo no encuentro nada mejor que decirle que «es algo que tengo que hacer». No muy convencido me desea suerte y se toma una foto conmigo (seguramente piensa que las fotos con los fiambres son mejores antes que después de…), me regala algo de los 500 kilos de chocolate Costa (comprado en oferta en una picada que tenia en independencia los ultimos 15 años y bla bla bla) que carga en sus alforjas y parte.
Veo la hora, son las 12pm casi en punto. Me toca mirar finalmente a la placa roja. Espero sentir esa oleada de temor que me estuvo acompañando todos esos días, pero no la siento. Así que empiezo a caminar.
20 minutos después estoy a los pies de la placa y comienzo a escalar.
Placa roja como buena ruta escuela, tiene ya todas las «reuniones» hechas. Enormes cadenas fijas a la roca permiten a quienes la escalan asegurar y descender de la ruta. Y como tales, también permiten conocer cuanto se ha avanzado y cuanto falta para llegar a la cima.
Yo a medida que voy escalando voy contando las cadenas
Llevo una, no es ninguna
Llevo dos, como arroz
Llevo tre….ayyyy….Aca debo hacer un pequeño paréntesis, por diversas razones que ahora no mencionare no encontré mi mochila y le pedí a un amigo que me prestase la suya. Esta estaba algo deteriorada, y al colocar mi bolsa de agua en su interior la tapa asomaba por abajo. El roce de la tapa contra mi arnés hizo que esta se abriera y entre la 2da y 3ra cadenas vertió todo su contenido en mis musculosas y flacuchentas piernas, mojando mis pantalones y zapatillas de escalada.
Decidí seguir, mi mente se estaba «alineando», lamento no poder describirlo mejor.
Sigo escalando y a medida que asciendo mi mente se divide. Una parte esta muy concentrada en la escalada, la otra se dedica a distraer mis pensamientos negativos. Hay algunos momentos en que me siento libre, la «alineación» es completa en esos pequeños instantes.
Llego arriba, no me lo puedo creer, grito como condenado. Escribo un testimonio muy egolatra. He calculado al ojo unos 30 min de ascenso y no me lo creo, lo menos que me había demorado antes eran 4 horas en subir todo eso!!
No me desconcentro y bajo a los 15 min. el pensamiento de «esto aun no termina» sustituye al de «te llego la hora».
Acá retorno al montañismo/escalada formal y uso la cuerda. Armo los rapeles. Son los mejores rapeles de mi vida. Rápidos, efectivos, la cuerda no se enreda ni queda atrapada entre las rocas. 7 rapeles, una desescalada y estoy camino a la camioneta.
Veo la hora, 2pm, he tardado 2 horas en todo el proceso de camioneta a camioneta.
Respiro, todo esta bien. Lo logre.

Segunda parte en este mismo baticanal a esta misma batihora

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